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viernes, 24 de junio de 2011

PRISIÓN DE AMOR (poesía)

por CLAUDIO MADAIRES


Si te ofende mi amor, por tan intenso,
por sus burdas maneras y exigencias,
por sus pobres palabras, negligencias,
escándalos de calle y odio denso,

recuerda que en tu amor yo sólo pienso;
que somos como un ser con dos conciencias;
y que has de soportar mis deficiencias,
porque no habrá piedad sin es tan inmenso.

Te amaré aunque desprecies mi mirada,
y no permitiré que me abandones;
ni por el oro entero de este mundo.

Serás mía o de nadie, y nunca amada
por algún otro hombre, en las prisiones
de este amor que encadena en lo profundo.



© 2010 CLAUDIO MADAIRES. De su libro ÍNDICE DE AMORES PROHIBIDOS





Fecha publicación: Marzo del 2010
Registro de Derecho de Autor: IEPI 032833 (Quito, Ecuador)
Formato PDF - 61 p. - 18 x 11,5 cm

miércoles, 8 de junio de 2011

SONETO DEL HOMBRE FRENTE AL MAR

por CLAUDIO MADAIRES


Allí donde está el mar está occidente.
Otra aurora naciente
me descubre en la playa, solitario.
Es cíclico, común, tan rutinario:
el ascenso en horario
de la estrella solar, muy suavemente.

Pienso en ti, en el océano inclemente,
en la partida hiriente
hacia el tremendo olvido, en el calvario
de aquellos que sabemos del Sicario
que nos sepulta a diario
como a sombras de un sueño, eternamente.

Detrás de las metáforas, amigo,
soy sólo un ser humano frente al mar.
Y aunque sufro al pensar
en ti, ola final, no te maldigo.

No hay premio tras la vida, ni castigo.
Al final todos van a naufragar,
todos van a nadar
hasta el hondo profundo, allá, contigo.



© Claudio Madaires



NOTA: Se trata de un soneto al estilo de los que escribía Dante Alighieri. Forma poco usada en lengua castellana.

AHORA

por CLAUDIO MADAIRES


Tus ojos en mis ojos son intensos.
Nos miramos, tú y yo,
juveniles, maduros,
espléndidos de fuerza pasional
apenas contenida.

Es noche plena; ingresa fantasía
con gran fuerza lunar,
mientras eres vencida por el sueño,
y, tal vez, mis caricias zodiacales...

Ahora,
yo quisiera mirarte mientras duermes
con ojos invisibles a tus ojos.

Ahora,
yo quisiera besarte cada labio,
sin que sientas ni el roce de mis labios.

Ahora,
quisiera acariciarte sin mis manos,
como un aliento suave al corazón...

Escucha mi susurro, mientras duermes
desnuda como luna en la mar calma:

«Nuestro amor puede ser un gran amor».

A cambio, en egoísmo compartido,
obsesionado por tanta soledad,
yo exijo,
cuando duerma y tu despiertes,
un susurro en perfume blanco y lila,
que me haga feliz en la inconsciencia:

«Nuestro amor puede ser un gran amor».


© Claudio Madaires

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